Waste to Energy, la cuarta erre de la economía circular

¿Sabías que cada español genera anualmente 483,7 kg de residuos? Es decir, los 47.325.000 españoles producimos al año cerca de 23 millones de toneladas de residuos urbanos. Y en la actualidad más del 50% de los mismos son enviados a vertederos para su eliminación.

Pues bien, este sistema de gestión, basado en el modelo de economía lineal, produce un impacto muy negativo en el medio ambiente y desaprovecha el potencial energético y material de los residuos. Por eso, debemos apostar por un modelo basado en la estrategia de las 4 erres: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar energéticamente aquello que no pueda ser reutilizado o reciclado.

En la actualidad, una instalación de valorización energética de residuos domésticos es capaz de satisfacer aproximadamente el 15% del consumo eléctrico de los generadores del residuo que es tratado, porcentaje que, en los momentos que vivimos, no es menor, ya que presta sus servicios durante más del 90% de las horas del año.

Además, en cuanto a la energía eléctrica generada, el 50% está considerada de origen renovable, reduce el volumen de residuos en vertedero en un 90%, permite incrementar la recuperación de metales con destino a reciclaje e, incluso, reutilizar la parte incombustible en actividades de obra civil.

Waste to energy: su historia

Esta recuperación energética recibe el nombre en inglés de Waste to Energy (WtE) y no es más que un proceso térmico de tratamiento de residuos donde el calor que se genera se transforma en vapor para producir electricidad mediante la utilización de una caldera y una turbina de vapor.

Pero adentrándonos un poco en su historia, desde finales del siglo XIX, algunas ciudades del norte de Europa y América aplicaban un proceso que generaba vapor mediante la combustión del residuo en una caldera, consiguiendo así producir calor. Un gran avance tecnológico para la época.  

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Planta en Frederiksberg (Dinamarca)
Isseane
Isséane. Planta de valorización energética en Issy-les-Moulineaux (Francia)

El objetivo era, por un lado, evitar depositar residuos en vertederos por las dificultades de gestión que esto acarreaba, sobre todo en el norte de Europa, y, por otro, aprovechar la potencia calorífica de la combustión del residuo y del vapor de agua para satisfacer las necesidades de calefacción.

En este contexto, nace el denominado “district heating”, que permite suministrar servicio de calefacción residencial en zonas urbanas. Un ejemplo actual lo representa la instalación de valorización energética de Isséane, que proporciona calefacción a una amplia zona residencial del suroeste de París.

Ya en la segunda mitad del siglo XX, las sucesivas crisis económicas y energéticas pusieron el foco en la búsqueda de fuentes alternativas de energía. En lo referente al tratamiento de residuos, el paso lógico era aprovechar su energía interna para producir calor y electricidad, alcanzando un nivel óptimo de aprovechamiento energético. De hecho, durante las últimas décadas de este siglo, gracias a la evolución tecnológica de las instalaciones, nace la recuperación energética tal y como la conocemos hoy. Se han adaptado los sistemas de tratamiento de gases para reducir las emisiones generadas por nuevos residuos como los procedentes de los plásticos, cuyo tratamiento requiere el uso de sofisticados sistemas de depuración y control de las emisiones.

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Tircantabria. Planta de Tratamiento Integral de Residuos de Cantabria

En definitiva, todas estas capacidades convierten a la recuperación energética de residuos en un elemento fundamental en el proceso de adaptación de las políticas de tratamiento de residuos de los países de la Unión Europea, y, sobre todo, de aquellos, como el caso de España, que se encuentran en este momento en el vagón de cola en lo que se refiere a la reducción de residuos en vertederos.

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Tirme. Parque de Tecnologías Ambientales de Mallorca
 Ekobal. Complejo Medioambiental de Guipúzcoa

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